Hace un poco
más de frío que ayer y parece que hoy ni los pájaros han salido del nido. Pero
ahí esta ella, llevándome siempre la contraria. Ahí están sus piernas recién
levantadas; mis dos excusas favoritas cada mañana.
Sus pies, descalzos, han
salido a jugar y, tímidos, rozan las olas, el mar. Cristalino en el agua, baila
su reflejo como baila su alma cuando aterra el silencio.
La observo desde la ventana. Tiene los labios cortados, los párpados todavía un poco cromados. Ella cree que yo aun duermo (cree tantas cosas que hasta a veces tiemblo). Y al verla me
pregunto por qué existen las tormentas si tengo sus lágrimas; para qué
necesitarán naves si no hay escalera al cielo mejor que sus besos.
Y solo al verla me pregunto si es vida o si es muerte sentir su silencio.
Y solo al verla me pregunto si es vida o si es muerte sentir su silencio.
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